jueves, 17 de noviembre de 2011

“Hablo con acento pero no pienso con acento….”


La frase del título la usaron en la película “Caminando por Las Nubes” (“A Walk in the Clouds” / 1995), la cual creo he visto unas 4 veces ya, pero es que el Sábado pasado era lo mejorcito que había en la TV  tarde en la noche. En un pasaje de la misma, el padre de la protagonista en plena discusión con el supuesto esposo de ella (interpretado por Keanu Reeves) le grita “hablo con acento pero no pienso con acento….” en referencia a su acento de inmigrante al momento de hablar el inglés. Interpreto que la idea era decirle: no me tomes por bruto, no me menosprecies.

A pesar de las veces que la he visto, sólo esta vez fue que pude captar ese detalle muy interesante. Justamente pienso que es eso mismo por lo que debemos pasar todos los inmigrantes en países donde hay que aprender otra lengua distinta a la materna. En el caso de Quebec se trata del francés y el inglés, pero en especial con la lengua de Rousseau, ya que poder hablar el francés “a la quebeca” es cosa compleja para los que lo debemos estudiar a cierta edad de nuestra vida (ojo, olviden aquello de “loro viejo no aprende a hablar”); mientras que para nuestros chamos es mucho más sencillo (… de hecho ya Santiago, con tres años en la escuela tiene un “perfecto acento quebeco”).

Cuando se habla del “complejo del inmigrante”, una de las primeras cosas que viene a la mente es esa: el poder hablar sin temor, el poder expresarse claramente y sobretodo hacerse entender correctamente. Todos siempre tendremos ese temor, unos más que otros, pero al final lo importante es saltar esa barrera y comenzar a hablar sin miedo; no por no dominar el idioma en un 100% significa que otros nos consideren menos o que nos menosprecien. Todo comienza porque seamos nosotros mismos los que “dejemos de pensar con acento”; quizás hablemos con acento el resto de nuestra vida, pero depende de nosotros darnos el valor y el puesto que nos merecemos, haciéndonos respetar y demostrando de lo que somos capaces.

Recuerdo una amiga a la que le daba miedo y pena enviar su CV a las empresas recién llegada a Montreal un años atrás, porque “no hablaba bien el francés” (habla muy bien el inglés), aún cuando fue el francés una de las lenguas que estudió en su carrera universitaria  de Idiomas. En su momento le dije, deja la pena y comienza a hablar, al principio quizás no te entiendan, pero es la única forma de comenzar…. Al cabo de mes y medio y gracias a otra amiga nuestra, ella ya tenía su primer empleo, no el mejor del mundo, pero por lo menos tenía para vivir y pagarse la renta tranquilamente.

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