domingo, 7 de noviembre de 2010

Disfrutando la Biblioteca

El Jueves mientras esperaba que Eglee y Santiago salieran de clase de natación, estacioné frente al YMCA, en el estacionamiento de la biblioteca, y pensé no me voy a quedar 45 minutos con Diego aquí volviéndome loco dentro del carro, así que entramos a la biblioteca. Ellos van frecuentemente con la mamá y sacan sus libros para la casa, mientras que yo por aquello del tiempo no es mucho lo que la visito (… simple excusa!); sin embargo ese día con Diego tuve el placer de recordar para qué están ahí y cómo nos pueden servir de entretenimiento. Durante un rato Diego jugó con una mesa de trenes y al poco tiempo me ví sentado cómodamente leyendo con él un libro que seleccionó de los infantiles… sin darnos cuenta los minutos pasaron volando!

Reflexiono lo importante que es que desde pequeños los chamos se integren con la biblioteca local y que creen ese amor por la lectura. Lamentablemente en muchos de nuestros países las bibliotecas son “una especie en extinción” y en nuestro caso las pocas que habían las usábamos cuando nos tocaba investigar algo en particular al final del bachillerato o luego en la Universidad, pero nunca en plan de “juego”, de “diversión”, como siempre debió ser. En la frase anterior escribo “usábamos” porque hoy por hoy la internet sirve para investigar y ahí se consigue de todo, pero sin lugar a dudas no hay como el placer de sentarse frente a un libro.

Recuerdo que ese espacio (incluso todo un piso) que aquí ocupa la sección infantil de las bibliotecas, en Venezuela se puede encontrar principalmente en librerías como Nacho, donde Santiago y Diego pasaban un buen rato viendo libros en esa pequeña sección, aunque al final no compráramos nada.

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